martes, 18 de diciembre de 2007

Añorar el pasado es correr tras el viento, construyamos un futuro de paz

Según los datos oficiales en el 2007 se dieron un millón setecientos cincuenta y dos mil más consultas médicas que en el año anterior, treinta y tres mil seiscientas más cirugías en los hospitales que las que hubieron en el 2006; se despacharon tres millones seiscientos setenta y seis mil más recetas médicas, ciento setenta y un mil cuatrocientos setenta y siete jóvenes más se matricularon en el sistema de educación. Ciento noventa y siete mil seiscientos cincuenta y un niño más que en el año anterior recibieron alimentación en la escuela, aunque la retención escolar se desmejoró, así como el porcentaje de aprobados se deterioró. También estos datos muestran que el bono productivo solo cubrió a 5481 beneficiados, y sólo 500 casos recibieron financiamiento en el programa Usura Cero, dos programas emblemáticos del nuevo gobierno.

Cuánto más hubiéramos podido hacer de todo esto en el 2007 , tan necesario para cambiarle el rostro al país, si sólo se hubiera entendido que la institucionalidad, que significa que las instituciones funcionen de acuerdo a su naturaleza sin interferencias políticas, y si sólo hubiera existido apertura al dialogo, respeto absoluto a la legalidad, y que nos convenciéramos que los consensos son primordiales para construir el futuro, otra historia estaríamos escribiendo. Sin embargo quedarnos en éso sería como añorar el pasado y correr tras el viento, lo importante a éstas alturas es mejor ver hacia el futuro.

En el 2008 necesitamos comprensión de parte de todos los actores políticos, particularmente de parte del ejecutivo y sus adversarios, que nadie gana si continuamos la tónica de confrontación y des legitimación en que el país ha caído desde mediados del año que concluye.

Nicaragua quiere paz y no debe renunciar ser parte de los países que quieren un cambio en sus relaciones internacionales con nuestra región, pero sin confrontamientos, sin descalificaciones, ni con copias de comportamientos y esquemas extraños a nuestra realidad, que no son necesarios para alcanzar nuestros objetivos estratégicos. Debemos convencernos de la necesidad de construir el clima de certidumbre y tranquilidad interna y hay que comprometer nuestras acciones y visiones, así como nuestras palabras y discursos, para que prive esa tranquilidad y sosiego en todos los hogares nicaragüenses.

Si sólo hiciéramos el año 2008 como el año de construcción de consenso. El año del absoluto respeto a los derechos de los ciudadanos. El año donde nos comprometamos más con la democracia, la institucionalidad y el respeto a la ley, estoy seguro que la economía logrará desatarse y habrá un mejor clima no sólo para la inversión productiva sino también para la tranquilidad, y más niños podrán ir a la escuela, y más ciudadanos podrán acceder a consultas médicas, y más cirugias, y menos desempleo de lo que hubo ya en el 2007. Necesitamos tranquilidad que reviva la esperanza para la mayoría de los ciudadanos.

El ejecutivo ha querido llamarle al 2008 el año del Poder Ciudadano. ¿Porque mejor no declaramos este año como el año de compromiso con la paz, y con el respeto de los derechos ciudadanos?. Ese es nuestro deseo de inicios de año que queremos compartir con nuestros lectores a finales del 2007.

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