jueves, 13 de diciembre de 2007

Digamos ¡no! de una sola vez al doble discurso, digámosle ¡no! al discurso confrontativo y retórico, ya que todo ello retrasa el avance de nuestra soc

"No hay peor sordo que el que no quiere oir" dice el refrán popular. Albert Einstein por otro lado decía: " Cuando me preguntaron sobre algún arma para contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: la paz". Estas dos frases están cargadas de un contenido relevante para lo que quiero explicar hoy, en relación a pedir que no aceptemos que los nicaragüenses continuemos siendo bombardeados de dobles discursos, y peor aún, de discursos cargados de mensajes de confrontación y retórica. Porque lo único que hacen éstos es desatar la incertidumbre que retrasa al país en su esfuerzo por salir adelante.

Ha transcurrido el primer año de gobierno del Presidente Daniel Ortega, y si algo notorio ha quedado en la mente de la gente, es que en el país se ha reabierto el método confrontativo en el abordaje de nuestros problemas, tanto por parte del Ejecutivo, como por los que lo adversan.

Esta tendencia tiene que cambiarse por que la misma no nos lleva a nada. Nicaragua necesita paz, en todos los sentidos de la palabra. Necesitamos propuestas en lugar de reclamos, necesitamos acciones en lugar de culpables. Algunos funcionarios del ejecutivo aducen que el levantamiento del tono de la discusión es por culpa de los medios que haciendo uso de su poder mediático, no quieren reflejar las acciones buenas que hace el gobierno y sólo se centran en lo malo. Pero creo que el problema no radica en los medios, sino en los actores mismos, y en la calidad de los discursos que hacen unos y otros.

Estemos claros que el primer mandatario es el primer ciudadano de nuestro país. Sus acciones y sus discursos son de trascendental relevancia y sientan el tono en toda la sociedad de lo que el resto de ciudadanos hacemos y decimos. Por eso me resulta inaceptable cuando escucho al Señor Presidente decirle a visitantes, e interlocutores diversos, que le señalan la preocupación del discurso que se escucha de él, cuando afirma " No se preocupen de mis discursos, yo soy así, y no me juzguen por lo que digo, sino por lo que hago...". Esta explicación sería aceptable si se tratara de un simple ciudadano, pero nunca cuando lo que oímos viene de parte del primer ciudadano de nuestra nación.

Cuando escuchamos los discursos desde la tribuna oficial que dice que si no sucede tal cosa... él gobernará por decreto, lo que nos está diciendo a todos los mortales, es que para él la ley es la que él quiere que valga, y no la ley a la que debemos de estar todos sometidos y nadie por encima de ella. Producto de esta expresión se desatan inmediatamente las inquietudes, y la incertidumbre del mañana se acrecienta de manera exponencial. Algunos ciudadanos dirán que están de acuerdo con él, pero la inmensa mayoría de los nicaragüenses arrugamos la cara, y decimos : ésto no puede ser. Porque si eso llega a ser así, aquí no tendremos trabajo, y mejor esperamos hasta que las cosas se aclaren, antes de seguir buscando como desatamos nuestras energías positivas para contribuir a construir un futuro mejor. Con ese discurso, se está cuestionando y poniendo en entredicho el marco de absoluto respeto a la legalidad . Por ello, no hagamos la del sordo que no quiere oir, la paz es posible, pero contribuyamos a ella con los discursos de todos.

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